Las enseñanzas de la Historia


Toda la Historia es historia contemporánea. ”

B. Croce

Allá por los años 70, cuando yo era militante de la Juventud Peronista, el general Perón lanzó un concepto nuevo: trasvasamiento generacional, con el que describía el proceso mediante el cual las viejas estructuras políticas serían sustituidas por la energía, los fines y la praxis de los jóvenes. Nosotros, los jóvenes de entonces, nos dimos por aludidos y pensamos que el general dejaba en nuestras manos el futuro político del movimiento. ¿Nos equivocábamos? Sí y no. Por un lado, un estratega como Perón no hablaba para su entorno inmediato sino con la mirada en el horizonte histórico. Tal vez ese concepto señalaba el destino de ese movimiento y no una alusión a la juventud de los años 60/70. Así como el peronismo es la síntesis de algunos movimientos surgidos anteriormente, el mismo movimiento, en la medida en que es un movimiento y no un partido político, va construyendo su identidad a lo largo de la Historia.

Nuestra presidenta Cristina Fernández en uno de sus discursos a la juventud actual les recordó la lucha de aquella juventud, a la cual ella perteneció, y las circunstancias que la rodearon. Este recordatorio servía para aleccionar a los jóvenes en el aprovechamiento de los nuevos métodos surgidos de otra conciencia diferente a la de aquel entonces. Las nuevas tecnologías y la reivindicación de nuevas formas de relaciones entre las personas pone en manos de esta juventud las herramientas para un verdadero trasvasamiento generacional, reto que, según parece, han decidido cargarse sobre sus hombros.

Y si por un lado nos equivocábamos cuando interpretamos que para Perón éramos nosotros los portaestandartes del cambio revolucionario sin entender que la Historia tiene sus tiempos que no necesariamente coinciden con los nuestros, por otro, el discurso de investidura de nuestro compañero Néstor Kirchner cuando afirmó que no iba a dejar sus ideales fuera de la Casa Rosada, nos indica que en ese momento era aquella juventud de los 60/70 la que entraba con él, sus luchas, sus muertos y la abominable realidad que nos había tocado vivir. Juventud que a su vez era deudora de aquellos revolucionarios que después del 55 empezaron a marcar el camino.

Creer que la Historia nos pertenecía podría ser un pecado de juventud, pero saber que la hacemos entre todos y que en ese hacer no hay lugares privilegiados, es la gran enseñanza que nos ha quedado.

Carlos Petilo

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