Una compañera de ApV nos relata su experiencia de acompañar a Cristina en la presentación de su libro en La Habana, Cuba, hace unos días atrás.
Era la
primera vez que la iba a ver, y por sobre todo escuchar, en vivo. No me lo
esperaba, surgió así de repente, y ese sábado que ya tenía planes de buceos y
viajes por la isla, quedaron en segundo plano cuando llegaron a mi entrada para
verla a ella.
Sali del
trabajo a las corridas, crucé toda la habana y la Bahía, de Miramar al morro, y
llegué justo a tiempo para conseguir un buen asiento en fila 4.
En la
espera de su llegada, aquella pequeña comunidad argentina que se combinaba
entre viajeros y algunos pocos residentes, decoró el tiempo con cantos
peronistas y latinoamericanos. Los cubanos miraban con sorpresa y alegría y se
animaron a unirse sobre todo al cantar sobre aquel hombre universal que unió
nuestros pueblos, comandante Che Guevara.
Y entre versos,
llegó ella, con su sonrisa, con su mirada, con tanto por decir, tanto por
enseñarnos e incluso hacernos reír en lo que sería más de una hora magistral de
catedra de historia y actualidad argentina y latinoamericana. Como tod@s nosotr@s, el presidente cubano Miguel Diaz
Canel y otra figuras de la política isleña, también estuvieron disfrutando de
semejante clase de historia.
No sé cuánto
tiempo pasó exactamente, pero sus discursos, por mucho que el reloj marque,
siempre me parecieron cortos. Ese día me fui a dormir con un mar de nuevos
pensamientos y reflexiones, que aún resuenan en mi cabeza. Ese día lo marco en
el calendario como un día de notable crecimiento. Podría mencionar infinidad de
cosas pero hay dos por sobre todo que como pueblo deberíamos empezar a pensar y
hasta definir. Primero, ¿Por qué seguimos con un modelo obsoleto heredado de la
revolución francesa y que hoy en día no incluye poderes actuales tales como las
empresas y los medios?
Y segundo,
que en aquella Primavera latinoamericana nos faltó reforzar los lazos de
marcado entre nosotros, pueblos latinoamericanos. Esta intención viene ya de
hace mucho, de San Martin y Bolívar, del Che y de esta reciente primavera de Néstor,
Lula, Chávez, Mujica, Correa, Evo... es nuestro golpe de triunfo final que aún
no acabamos de dar y que Cristina trae nuevamente a la mesa, nos lo recuerda e
invita a reflexionar- y a dar.
Me acerqué
para llevarme su libro autografiado. Mientras estaba en la “fila” la miraba
admirando una mujer que es, para mí como mujer, un ejemplo. No llegó a firmar
mi libro pero no me preocupó. Ella ya me dio demasiado y le agradezco
infinitamente como la joven profesional que soy y como ciudadana de esta patria
grande.
El gran regalo fue poder escucharla, tan cerca y
en esta maravillosa isla que he elegido como hogar por dar inicio a esta
revolución latinoamericana que recién comienza.