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Charla con el Cura Paco Olivera ApVP25 Malaga

Los  compañeros y compañeras de la regional Malaga, en Espana, estan preparando una reunión virtual con el Padre Francisco (Paco) Olivera para charlar sobre sus experiencias en la difícil coyuntura Argentina. El sacerdote, perteneciente al grupo de curas en Opción por los Pobres, fue recientemente detenido y liberado, en la última marcha por los Jubilados del 12 de Marzo último,  en Buenos Aires, cuando intercedió por otro detenido durante la salvaje represión ordenada por la ministra de seguridad Patricia Bullrich.

Declaración de principios

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
DEL
FRENTE PARA LA VICTORIA - PROVINCIA 25

Argentina, convicción y capacidad para construir un nuevo país

ApVP25 reivindica la lucha de los grupos de DDHH, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y la lucha por juicio y castigo a los responsables militares y civiles de la dictadura de 1976. Son 30000.
 
La crisis inducida ha sido el rostro de nuestro país durante las últimas décadas. Crisis económica, social, judicial, institucional, política y cultural. Sin reglas de juego claras y justas en lo económico y en lo social, donde lo único permanente es el beneficio creciente de los sectores más concentrados de la economía que junto a corporaciones internacionales asociadas a capitales nativos, pero no patriotas, se han organizado para enajenar los recursos naturales, los activos industriales, la capacidad humana y tecnológica construida por el Pueblo Argentino a lo largo de los últimos dos siglos. 

Esta situación nos llevó a la profundización hasta límites intolerables de la brecha entre pobres y ricos y su consecuencia: La exclusión social, tema que nos obliga a dirigir una mirada crítica a quienes en el sistema democrático tienen la responsabilidad en la dirección de los destinos de la Nación: los partidos políticos.
 
La falta de capacidad en la administración de la cosa pública, lleva a implosionar  el Estado y a desquiciar la economía, y junto a la adopción de modelos que, bajo la pátina de la modernización, cristalizaron el proceso de dependencia iniciado en 1976, para tomar una fecha, pero que tiene raíces desde el fondo de la historia desde la emancipación Latinoamericana.

Argentina juega un rol importante en la geopolítica internacional, donde las potencias de turno, en búsqueda incesante de recursos naturales, de recursos humanos, tecnológicos y de producción alimentaria, siempre ha puesto los ojos y las garras para hacerse de esa riqueza de la que tenemos en abundancia.

Cíclicamente los gobiernos de raíz Oligarca y dictatoriales, asociados a esos intereses foraneos, han incrementado el endeudamiento externo, orientaron el desmantelamiento del sector productivo nacional, facilitando la financiarización especulativa del capital, otrora destinado a la producción industrial, a lo que se le sumó como dato inédito la venta del patrimonio nacional y desapoderamiento (perdida) de resortes estratégicos de la economía. Todo ello en una situación, inducida, de corrupción estructural y decadencia cultural que fragmentó a la sociedad. 

Es preciso señalar que todo lo descripto ha sido posible mediante una feroz represión al pueblo que ha dejado como saldo solo en la última dictadura de 1976, 30000 desaparecidos, miles de detenidos, millones de exiliados, miles de fusilados y una diáspora que aún continúa.

La sociedad argentina ha sido y está siendo, sometida al individualismo, a la irresponsabilidad social y la falta de solidaridad, qué son los signos de la época. Se desarticula asi, la ligazón entre política y ciudadanía, relación imprescindible en los procesos de construcción de cambios y de progreso popular en democracia.
 
Hoy, ya recorriendo el primer cuarto del siglo XXI, los argentinos nos enfrentamos con los mismos problemas del siglo pasado: desocupación, hambre, miseria y marginalidad se abaten sobre la sociedad como herencia y consecuencia trágica de los años noventa. 

Los partidos políticos sumidos en discusiones estériles y decadentes y eternas internas, son visualizados desde la ciudadanía como incapaces de generar un proyecto cultural y político de producción y trabajo argentinos cuyo diseño y ejecución constituye, sin lugar a dudas, la deuda pendiente de la democracia.
 
En este marco conceptual resulta inexcusable hacerse cargo desde la política de la necesidad vital de abordar un proceso de renovación, que dejando atrás un pasado que la mayoría de los argentinos quiere superar, permita la construcción de un nuevo espacio de gestión política e institucional en la República Argentina.

El camino de recreación de ideas y conceptos, reformulación de métodos e instrumentos, renovación de la dirigencia y recambio generacional, constituyen los ejes básicos de un proceso fundacional de la política y las instituciones.
 
La recreación de ideas y conceptos que tiene que ver con la obligación de repensar el país en función del presente, del futuro y del mundo que nos circunda sin renegar de nuestra historia y sin perder de vista los objetivos nacionales, pero con la convicción de que las ideas sin actualizar dejan de ser tales y se convierten en dogmas.
 
En cuanto a la reformulación de instrumentos y métodos, porque la actualización de ideas y conceptos requiere imaginar y diseñar nuevas herramientas que conciban la gestión del Estado como la administración estratégica del potencial nacional. Se torna imprescindible superar la antinomia Estado o Mercado que ha llevado al país -en forma maniquea- de un extremo al otro, sin advertir la interrelación estructural y funcional de ambos que desde una perspectiva nacional, popular y racional son la clave del desarrollo argentino.
 
Cuando decimos actualización de ideas, queremos decir recreación de conceptos, diseños de nuevos instrumentos. Imaginar y llevar adelante la construcción de un nuevo país exige que las instituciones políticas renueven sus dirigencias y den respuesta a la natural necesidad de relevo generacional.
 
La capacidad de gestión y de administración de la cosa pública, entendidas como una mejor calidad de vida del Pueblo, deben ser los rasgos distintivos de una nueva dirigencia. La incapacidad de los gobiernos nunca la pagan los políticos, sólo la sufren los ciudadanos. Sin embargo resulta insoslayable señalar que en democracia la responsabilidad de las instituciones políticas en la resolución de la crisis no es menos importante que la responsabilidad social a la hora de decidir quienes deben conducir el país. Ejercicio de memoria colectiva y decisión ciudadana son requisitos fundacionales para la construcción de un proyecto nacional.
 
En síntesis, imaginar y construir un nuevo país requiere convicción y capacidad para unir los pedazos de una sociedad fragmentada y la voluntad de hacerlo, no desde un solo partido político, sino desde la conformación de un gran frente nacional que nos devuelva convertida en Nación a una Argentina que no puede esperar más.

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