La conferencia del compañero Eduardo Rosa

Para el compañero Eduardo Rosa y su esposa, Marta Argelés, el pasado viernes 13 de mayo empezó de la manera que se supone para esas fechas (en Argentina es el martes 13, pero en Europa es el viernes 13 el día de la yeta): quedándose encerrados en el ascensor junto al compañero Falco a metros de la sala de conferencia; pero el compañero Falco, cual un moderno Felipe II dijo “¡He venido a escuchar al compañero Rosa, no a luchar contra los elementos! ” y como por encanto (aunque algunos sostienen que fue gracias a la intervención de algún responsable de la sala) se abrieron las puertas. Pasado el susto lo que vino fue aquello que esperábamos, un intercambio de emociones entre el compañero Eduardo y los asistentes, que conocimos historias de la Historia Argentina, pero sobre todo aprendimos, palpamos y sentimos lo que conlleva el compromiso con la verdad histórica, pase lo que pase y pasen los años que pasen.


El compañero Eduardo Rosa nos dejó claro los conceptos, pero sobre todo, y sin decirlo, nos dejó el camino trazado, aquel que llama a la humildad, al esfuerzo cotidiano y a la ausencia de protagonismos. Demostró que ser actual no es una cuestión de edad, sino de claridad de conceptos y tenacidad.

La historia puede enseñarnos a ser cada día mejores; como decía el Che se ha de empezar la revolución por uno mismo, y si bien eso es muy difícil de conseguir, por lo menos respetar a los mayores  forma parte del decálogo fundamental. Y  por eso estuvimos ahí y nos fuimos luego de fiesta con ellos y con compañeros que recién se acercaban a nosotros sin saber quiénes éramos, pero que rápidamente entendieron cuál es nuestra metodología y cuáles nuestros objetivos.
Los corazones colmados, las copas llenas y el alma desbordante…¿Alguien quiere más?...,nosotros creemos que siempre se puede más, por eso ahí estamos, cada dia tratando de superarnos  con nuestro propio esfuerzo, como artesanos que día a día van cincelando una obra colectiva, junto a todos los compañeros anónimos que todos los días se acercan con el solo afán de ser sencillos actores en esta gran HISTORIA.

Compañero Eduardo: gracias por habernos desvelado algunos de los claroscuros de la Historia Argentina. Y esta no fue la única enseñanza importante, más tal vez que la exposición académica nos enseñó verlo allí, frente a nosotros, dispuesto a derramar ese inapreciable tesoro que se llama experiencia de vida.

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